“El reino es laico, pero yo soy del patuá (un amuleto).”

Al ser dicha en escena, esta frase es una de las perlas que suelen causar gracia al público que asiste al aire libre. Ejemplifica como variaciones de lo sagrado y lo profano entrelazan el espectáculo que se alimenta de la literatura de cordel (género literario popular, a menudo escrito en rima, originado a partir de relatos orales y luego impreso en folletos, que se cuelgan de cordeles para ser vendidos). La tradición de la expresión oral en verso oxigena buena parte de las piezas del Grupo Imbuaça desde su nacimiento, en 1977, lo más longevo que hay en prácticas y poéticas del teatro de calle en el panorama nacional, y de esto ya pasaron 45 años.

En cierta medida, el cordel pode ser visto como el patuá que creadoras y creadores de Sergipe emplean para superar todo tipo de obstáculos en su cruzada por la cultura popular. Considerado amuleto en el candomblé, es un pequeño pedazo de tela de color correspondiente al del orixá al que se devota y cuyo nombre es alii bordado. Se lleva junto al cuerpo como signo de fe, suerte y protección.

En el marco de los 40 años, en 2017 la troupe llevó su estandarte a la plaza pública con “Mar de cintas, nave de ilusión” para saludar las bases de una gramática escénica realimentada por canciones, danzas y expresiones de una estética depurada desde hace décadas.

La obra “también medita y cuestiona la dura situación de los artistas populares y su penosa lucha para sobrevivir con dos profesiones: una para colocar comida en la mesa y alimentar el cuerpo, y otra que no les garantiza el pan, pero es vital para su alma”, según informa el material de divulgación.

Nueve actores interpretan más de 20 músicas, entre ellas la del primer montaje, “Teatro llamado Cordel” (1978).

Los integrantes del colectivo suelen alternar en la dirección o en la dramaturgia, como es el caso del presente trabajo con argumento y puesta en escena de Iradilson Bispo.

Para resaltar que el vínculo de ese colectivo con el universo del cordel no es solamente práctico, como si eso ya no fuese demasiado, su actor y cofundador Lindolfo Amaral elaboró la tesis “En la línea del cordel: del folleto a la dramaturgia (1957-2007)”, defendida en 2013 en la Universidad Federal de Bahia (UFBA).

La investigación trata del impacto de la exhibición de la comedia “Auto da Compadecida”, de Ariano Suassuna, en el Primer Festival de Amateurs Nacionales, realizado en Rio de Janeiro en 1957. Una proeza que reverberó años después en autores como João Augusto Azevedo, Altimar Pimentel, Aglaé d’Ávila Fontes y Lourdes Ramalho. Además, claro está, de incidir sobre el arte de Imbuaça por toda la vida.

Quienes son
El nombre del grupo homenajea al embolador (quien canta emboladas, una forma poético-musical del Nordeste, en compás binario y ritmo rápido) y artista popular Mané Imbuaça, tocador de pandero. Fue fundado el 28 de agosto de 1977, fruto de un taller de teatro de calle dirigido por el actor Bemvindo Sequeira, con base en la experiencia del Teatro Livre da Bahia. Produjo 35 piezas, la mayoría representadas al aire libre, por ejemplo “Escribió y no leyó, el cordel se lo comió!” (1989) y “La farsa de los Opuestos” (1992). Su sede en Aracaju, capital del estado de Sergipe, aloja talleres y acciones socio-educacionales.

Ficha técnica
Argumento y dirección Iradilson Bispo
Dirección musical Humberto Barretto
Elenco Amadeu Neto, Humberto Barretto, Iradilson Bispo, Lindolfo Amaral, Lidhiane Lima, Manoel Cerqueira, Priscila Capricce, Rosi Moura e Talita Calixto
Escenario, vestuario, maquillaje y aderezos Iradilson Bispo
Vestuario de la Reina João Marcelino
Restauración del vestuario de la Reina Iradilson Bispo
Ejecución de vestuario Dona Neres
Contrarregla Rogers Nascimento
Técnico de sonido Fábio Eduardo
Camarín Mercinha Barreto
Producción IMPAR: Imbuaça Produções Artísticas
Coordinación de producción Lindolfo Amaral
Producción ejecutiva Mércia Barreto